El descanso es un período de ausencia de trabajo y productividad. Es esencial para una buena salud. Vivimos en un mundo orientado a la producción, pero Dios demostró que el descanso es apropiado y correcto. Jesús dirigió un ministerio muy activo, pero demostró este principio cuando Él y sus discípulos partieron en un barco para alejarse de la multitud. Así como se tomó un tiempo a solas para buscar la voluntad de Su Padre, nuestros momentos de descanso nos refrescan para los momentos de servicio.
Recomendamos un descanso nocturno adecuado (de 7 a 8 horas por noche para los adultos, más para los niños) y un día de descanso semanal.
Hacemos hincapié en la importancia del descanso para el suelo. La tierra que se cultiva sin tener en cuenta el descanso puede agotarse rápidamente y perder productividad. Cuando es posible, dejar la tierra en barbecho durante un año una vez cada siete años ha demostrado un efecto positivo a largo plazo y tiene una base bíblica.